Mitos y realidades de ser una modelo webcam

Fecha publicación: 16/05/2022

La facilidad con la que contamos ahora para acceder a Internet nos ha permitido ser dueñas de nuestro propio trabajo, pagar las facturas y explotar nuestra sexualidad. No obstante, muchas chicas que deciden ser webcamer a menudo tienen una idea equivocada de lo que hacen las modelos por webcam. Quizás, durante tu trabajo en esta industria te hayas sentido reflejada en alguna de estas suposiciones muy comunes en el mundo del modelaje por webcam.

Los mitos más comunes de las modelos por webcam

1. Se gana mucho dinero rápidamente: esta suposición es rotundamente falsa. Ser webcamer implica apostar por una nueva profesión que, como en cualquier otra, los resultados pueden ser muy beneficiosos o todo lo contrario. Una modelo por webcam depende de lo que sus fans estén dispuestos a pagar por sus shows. Por lo tanto, habrá días en los que las ganancias sean fantásticas y otros los que sean pobres. Para conseguir que los clientes decidan pagarte a ti antes que a cualquier otra chica, tienes que ganarte su confianza, darte a conocer y, sobre todo, crear una relación íntima con ellos.

2. Solo sexo y más sexo: probablemente sea una de las suposiciones más habituales en este trabajo. Sin embargo, una modelo por webcam tiene que ser capaz de desarrollar muchas otras facetas además de la sexualidad delante de su cámara. Un show erótico no se limita a tener sexo delante de una cámara para satisfacer las fantasías de un usuario. Ni mucho menos. En realidad, trabajar en la webcam implica otros factores como el coqueteo, el erotismo o, simplemente, saber mantener una agradable y divertida conversación con los usuarios. Si solo te dedicas al sexo en tus emisiones, seguramente los usuarios se cansen rápidamente de ti, puesto que habrán visto todo lo que necesitaban a las pocas semanas.

3. No se trata de un trabajo de verdad: FALSO. Que nuestra profesión se lleve a cabo en nuestro dormitorio, no significa que no sea un trabajo de verdad. Piensa que una modelo por webcam puede pasar entre 6 y 8 horas trasmitiendo, así como varias más planificando y preparando sus próximos espectáculos. Además, muchas chicas también dedican parte de su tiempo libre a aprender nuevas actividades sexuales o adquirir juguetes y otros productos para mejorar sus shows en vivo. Al cabo del día, trabajar en la webcam fácilmente puede llevarte 10 o 12 horas. Por lo tanto, ser webcamer es una profesión tan válida como cualquier otra, puesto que implica un importante sacrificio.

4. Las modelos son expertas en sexualidad: ¿escuchaste que las modelos de webcam porno son expertas en temas sexuales?, ¿qué saben cómo solucionar o mejorar las relaciones de pareja de sus fans? Salvo algunas excepciones, esta afirmación es totalmente falsa. Una modelo por webcam no tiene por qué conocer tanto sobre el sexo como por ejemplo una sexóloga. Las chicas por webcam tienen que saber otras cosas: cómo mostrase en la webcam, cómo coquetear con los fans, qué límites tiene su cuerpo, cuáles son los juguetes más atractivos para el usuario… Esto significa que una modelo no tiene por qué conocer cómo puede sentirse otras personas y mucho menos en situaciones de pareja.

Las realidades de lo que implica ser una modelo por webcam

1. Eres tu propia jefa: ser tu propia jefa en una de las grandes ventajas de trabajar en la webcam . Sin embargo, esto también requiere que seas una persona organizada y proactiva. La única manera de conseguir una verdadera legión de seguidores dispuestos a pagarte es sacrificarte al máximo. Tienes que crear contenidos de calidad, llevar a cabo espectáculos variados y entretenidos, ofrecer imágenes y videos de calidad en tu perfil de webcamer… Además, tienes que actualizar estos contenidos de manera constante. De lo contrario, no conseguirás llamar la atención de los usuarios. Sencillamente, las ganancias no llegarán.

2. Aprendes a analizar a los clientes: cuanto más tiempo pasen en esta profesión, mejor sabrás leer a las personas. Trabajar en la webcam te permite conocer cuando un usuario no quiere pagar, no tiene tokens o quiere que el espectáculo le salga gratis.

3. Los fetiches no son tan raros: a menudo pensamos que en las webcams se hacen fetiches muy extraños o, incluso, de mal gusto. Aunque esto sucede de vez en cuando, en la mayoría de las ocasiones los fetiches son de lo más normal. Nos referimos a actividades sexuales como el bondage, la sumisión, los juegos de rol, los juguetes sexuales o el sado. Además, una modelo por webcam siempre es quien tiene la última palabra. Ella es quien decide si está dispuesta o no a cumplir todas las peticiones de sus usuarios. Cuando algo no le parece bien o no está cómoda con ello, siempre puede decir que no. Puede que en ocasiones te topes con algún cliente poco respetuoso en este sentido, pero tan solo tienes que bloquearlo y solucionado.

4. Es una industria con mucha diversidad: sea cual sea la página en la que te encuentres, siempre encontrarás una gran variedad de modelos. Al menos, las mejores salas de webcams XXX disponen de chicas de muchas nacionalidades, etnias, atributos físicos, edades o preferencias sexuales, de lo más heterogéneas. Lo único en lo que todas estas plataformas coinciden es que en ellas siempre habrá chicas que cobran más, otras que cobran menos, unas dispuestas hacer cosas que otras no, etc. Sin embargo, tienes que tener en cuenta que a cada usuario le gusta un tipo exclusivo de mujer. Por lo tanto: ¡no te compares con tus compañeras! Ser webcamer con mucho éxito entraña muchos otros factores al margen de tu condición física.